17 marzo, 2011

 Empezamos sentados. No sé
cómo hemos llegado a esta postura.

 Dios. Cómo me encanta que deslices tus manos
en mi espalda,
que llegues a mi cintura
y que me muevas hacia
adelante y luego
hacia atrás.

 Ahora giras la cabeza,
haces lo mismo con tus ojos a la vez
que los cierras,
y te muerdes el labio
inferior
mientras me agarras con más fuerza
- como queriendo entrar en mi piel -
apretándome contra tu cuerpo.


 Joder
¡Cómo me pones!


 Te haría de todo aquí mismo
pero sabes que haré ruido,
y me escucharán,
y tendremos que parar,
y aguantarme el gritar.

 Y no quiero interrupciones.

5 comentarios:

  1. Jo, como mola *-* Al leerlo me ha recordado un momento que viví hace poco, has captado la esencia a la perfección <3

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  2. Me hubiera gustado salir a toda prisa de tu blog, escribirlo yo en un papel con la fecha de hace un mes y gritar a los cuatro vientos que es mío, pero no sería correcto, ¿verdad?

    Me ha encantado u.u

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  3. Lo primero que pensé fue, ainchh, esas hormonas. Pero una vez terminada la lectura era como si estuviera dentro de la situación.
    Trasmite mucho, buena pieza idaira ;)

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