Te echo de menos.

En el verbo "echar" lo primero que se echa es de menos.
Y a veces esos no es bueno.
A veces duele.
A veces muchas.
Y muchas de las veces.

Increíble es poco

Es increíble la facilidad con que consigues poseerme, hacerme tuya.
Es increíble la facilidad con que me pierdo en tus labios cuando me besas, y en tus ojos cuando me hablas.. y en mil fantasías cuando me miras.
Es increíble cómo me haces perder la cabeza con solo resbalar tus dedos por mi espalda. Y rodear mi cintura.
Es increíble la facilidad con que consigues todo de mí con una sola caricia o con un leve movimiento de tu lengua en mi piel. O cuando te pregunto si estoy muy mal vestida y tú, con la mejor de tus sonrisas, contestas:

"Estarías mejor sin nada pero tranquila, ya me encargo yo de arrancarte la ropa a mordiscos"

¿Qué esperabas?

¿Y qué querías?
Si yo no escogí enamorarme de él.

¿Y qué querías?
Si la vida da mil vueltas, y yo las quiero dar junto a él.

¿Y qué?
¿Piensas que ocupo tu lugar?
¿Que lo podrás recuperar?
¿Y qué?
Ya dije que no voy a pelear.

Ya dije que no fue asunto mío,
yo cuelgo de sus dedos,
estaba en manos del destino.

Rompí mil espejos
y me alejé de mis defectos..
Ya no puedes hacer nada.. no me hundo tan fácilmente como antes.

Repito: no voy a pelear.
Le amo.
Y le necesito para respirar.

¡Shh!

No hables, no grites. Sólo disfruta.

Ven, acércate
no quiero que los demás
escuchen lo que quiero decirte.
 Ven, acércate o, mejor,
agárrame y acércame a ti.
Quiero sentir cómo mi cuerpo
choca deliciosamente contra el tuyo.
 Ven, acércate
quiero que me hagas tuya,
fundirnos en uno.

 Ven, acércate o, como ya dije,
agárrame y llévame hasta ti.
Hoy dejaré que hagas lo que quieras,
lo haremos a tu manera.
Muérdeme,
muérdeme hasta gritar de placer,
cógeme en brazos
y hazme el amor contra la pared.
Hoy quiero que mis gemidos se ahoguen en tus oídos,
que tiemble todo el edificio
y dorminos, juntos, al amanecer.
Hoy quiero sentir tu aliento deslizarse en mi cuello
y tus labios
recorrer mi cuerpo.
Hoy quiero...
sin más preámbulos,
quiero que mi lengua baile con la tuya
hasta quedarnos sin saliva,
hasta secar nuestras bocas para, luego
crear un recorrido por tu piel que vaya desde tus mejillas
hasta la última de tus fantasías.

 Ven, acércate
y deja que te susurre mis deseos al oído.

Ven, acércame
y canta para mí.
Ya sabe que adoro tu voz y esa forma
de acariciar las cuerdas de una guitarra.
Que me encanta cómo frunces el ceño,
entreabres los ojos
y le haces el amor a la música.

 Acércate,
dime que soy la única para ti,
que no buscarás en otras lo que yo sé darte
y me sobra.

 Ven, acércate o,
mejor dicho... agárrame y aférrame a ti.
Y no dejes que me vaya nunca.
Hoy quiero morir en tus labios que
sin duda,
es el único lugar donde querría dormir eternamente.
Quiero quiero hacerte mío.
Quiero sentirte cerca, y no dejar de sentirte.
Quiero besarte.

 Una vez más: Ven.

Autodestrucción.

Cuando yo era pequeña, el día 6 de Enero era el "día de estrenar".
Siempre he pasado las navidades, el fin de año, y el día de Reyes en casa de mi abuela.
Me levantaba tan temprano que aún oía los ronquidos de mis padres, y mi hermano ni siquiera había llegado de sus fiestas por la noche. Me sentaba tranquilamente en la escalera a esperar a que los demás se despertaran, y tenía ahí en frente mis regalos... pero esperaba para abrirlos. Siempre hemos tenido esa norma: "no se abre ningún regalo hasta que estemos todos".
Cuando volvía a mi casa depués de comer con toda mi familia, salía a la calle con mis vaqueros nuevos, mi camiseta nueva, mi chubasquero nuevo, mis pendientes nuevos... y cogía todos mis juguetes nuevos. Y en la calle estaban todos los niños del vecindario con sus regalos también.
Y jugábamos hasta que los párpados se nos caían a trozos del sueño que teníamos.
Este año tengo 15 años. Así que, tras almorzar con mis abuelos y mis padres he vuelto a mi casa, me he cambiado y he salido a casa de unas amigas... y ¿qué había en la calle?
NADA.
No había niños con vaqueros nuevos, no habían patines, ni bicicletas ni juguetes por ningún lado.
¿Que dónde se encontraba todo el mundo?
En su casa en frente de una pantalla de ordenador.
¿De verdad es esto lo que queremos para nuestros hijos? ¿De verdad el mundo se está volviendo tan dependiente de internet? ¿De verdad prefieres quedarte en casa jugando al fútbol con la play-station... antes que ir a campo de verdad y jugar al fútbol.. de verdad?
Señores.. ¿en qué nos estamos convirtiendo?

- ¿Sabes? Nunca había sido tan feliz.
- No seas exagerada, seguro que sí, solo que ahora lo ves distinto.
- No. Te puedo asegurar que nunca me había sentido así.
- ¿Y cómo te sientes?
- Siento que toda esta felicidad no cabe dentro de mí y que por eso tengo que demostrarte cada segundo que soy feliz gracias a ti. Siento que nada puede salirme mal, que puedo conseguir cualquier cosa. Que cada vez que sonríes me das fuerzas para conseguir mi sueño. Que cada vez que me besas .. juro que puedo volar, cuando te acercas a mí, y unes tus labios a los míos... ¿te he dicho alguna vez que me encanta que empañes mis gafas con tu respiración? Que me encanta abrir los ojos cuando te beso y ver cómo tu boca se abre intentando buscar la mía, y que adoro cuando sonríes mientras me besas. Sonríes a quemarropa, y me haces sonreír a mí, quedando mis dientes contra los tuyos.. y esos segundos son perfectos. ¿Te he dicho alguna vez que adoro tu sonrisa?
- Sí, creo que sí.
- Pues te lo vuelvo a decir.

El chico se quedó mirando sus penetrantes ojos marrones y le dio un beso en la comisura de los labios, dejando el deseo que sentía por besar los suyos.
- Aún sigo sin creérmelo. No me puedo creer que esté aquí contigo, que sienta esto. Es tan genial, tan perfecto.. que pienso que es un sueño, y si es un sueño... - Paró un momento, buscando la mejor manera de expresar sus sentimientos.
- ...no me despiertes nunca. - Añadió ella.

Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. ..

- ¿Qué decir cuando el infinito se queda corto?

+ Si me rindo no pierdo..
- Pero tampoco ganas.
+ ¡Pero no puedo más! Estoy harta de tener que defenderme. Estoy harta de tener que pedir perdón siempre, de sentir que hago daño a muchas personas.
- No es que tú te sientas así, es que te hacen sentir así.

- ¿Por qué te ríes?
- No me he reído.
- ¡No qué va! ¿Y esa sonrisa?
- Soy feliz.