07 febrero, 2012

Te lloré hasta quemarme por dentro.

Hoy he tirado tu última fotografía.
Ha sido justo al llegar a casa,
Sara me estaba esperando, sentada, tranquila, para comer
tenía el televisor encendido y la cadena cuatro, para ver Castle, cómo no.

Espera un momento he dicho
y he subido a mi habitación a buscarte y ahí estabas aún,
en una caja de zapatos, dentro de un viejo cajón debajo de mi cama,
tapado con sábanas y mantas (supongo que el día que te guardé no quería ni que subiera tu olor desde ahí abajo)
y así había sido hasta hoy.
Te busqué, y te recordé
después de mucho tiempo sin permitirme pensar en ti.

Ahí estabas tú y todo lo que me hacía llorar.
Tus fotos, tickets de autobuses de alguna salida contigo,
el primer caramelo que me diste,
una cucharilla de helado,
recibos de esas cafeterías que nos gustaba descubrir los días de lluvia para refugiarnos del frío..
y aquí estoy ahora yo
refugiándome de ti.
Dejando que el frío entre en mí y se apoderé de todo lo que un día quise.

Hoy sentí tanto dolor al mirarte a los ojos y decir te odio... me costó tanto decírtelo. Decirte la verdad.. Es algo sarcástico, que me duela decirte la verdad y a ti ni te conmueva que te hable de ese modo.

Después de tanto tiempo
después de tanto que sentí(mos)
después de haberte mirado diez millones de veces para decirte te amo hoy me sorprendí de mí misma cuando solté esas dos palabras...

Así que
eso... cogí tus fotografías
mi papelera de Mickey Mouse (te acuerdas? ya estaba para el arrastre)
y he incendiado tu recuerdo.
tu daño.
mis heridas.
mis lágrimas.
y tu puto ego
hasta reducirlo a cenizas.

Estoy tan cansada de esperarte
que me estoy yendo sin ti.
Ya no te necesito en mi vida(aunque una vez lo fuiste, personificaste la palabra vida hasta convertirla en tuya) y me pone enferma saber que te la llevaste contigo... por eso me estoy fabricando una nueva, donde ser feliz sin ti.

(Ya no quiero echarte de menos. No quiero necesitarte nunca más. Hasta ahora no había sido capaz de volver a escribirte y creo que pasará mucho tiempo hasta que vuelva a ocurrir. Un milagro de los dioses. Algo así como el amor...)

03 febrero, 2012

De camareros y camarillas

Marta volvió a ese pequeño y curioso café que le habían enseñado sus amigos en un intento de hacer que volviera a sonreír. Había estado allí unas siete veces y ya conocía cada mesa y a cada camarero, y uno de ellos se acercó ese día a ella y comenzó a susurrarle, alzando cada vez más la voz, con su irresistible acento argentino, para que oyeran todos los que estaban allí en ese momento.

 - Preciosa, sé que siempre bromeo con vos y he podido decirte más de cien veces que te lamería el cuerpo entero... Pero necesito hablarte de algo real.. Tenés un cuerpo increíble y sos maravillosa, pero no sabés explotarte.
 - ¿A qué te refieres, Rubén?
 - A que sos preciosa y tenés un cuerpo de muerte, a quién vamos a engañar... estás buenísima, nena. Pero no sabés sacarte partido, y ¿sabes qué es lo primero que tenés que hacer para poder sacarte partido? Creértelo. Así que prometeme que la próxima vez que vengas a verme, vendrás increíblemente bonita, porque ya sos bonita con tus jerséys y tus tenis, pero sé que sos más increíble todavía si te vistieras como debes vestirte teniendo tu edad, y no dejes jamás que nadie vuelva a hacer que te sientas fea, o miserable, porque sos una mujer maravillosa.