27 noviembre, 2011

 Las luces han comenzado a apagarse. Ya
sólo hay silencio.

Telón.

Salgo a escena (esta vez me toca ser la primera)
deseando que cuando el escenario se ilumine
te des cuenta de que estoy justo en su centro. (Y ojalá que pienses: ojalá fueras mi centro).

 Comienzo a hablar
tiemblo.
 Tú lo notas enseguida. Siempre has notado cuándo me pongo nerviosa.

Tienes ese puto don de no poder esconderte nada.

 La obra va bien. Sergio se olvida de un par de frases,
yo me cabreo desde detrás del telón.
Vuelvo a salir a escena
hago el paripé...
pero todo lo intento hacer perfecto.

 Quiero ser la mejor actriz del mundo
tan sólo porque estás tú en primera fila
para ponerme aún más nerviosa y desear bajar
a sentarme a tu lado.

Hablo hacia el público

te miro

¡ Joder, no me hagas sonreír !

Telón.

Salimos.

Todos aplauden y se levantan mientras se vuelven a encender
las luces.
 Vienen un montón de personas a abrazarme y darme la enhorabuena...

y tú te quedas el último...

" ¡Ven y abrázame! " pienso

y eso haces.
 Te acercas a mi oído y
me dices todos los fallos que he cometido a lo largo de la obra.
Mira que eres capullo,
pero en realidad sé que lo haces porque quieres que mejore.

Me abrazas.

Telón. Y el resto del mundo ya no existe.

20 noviembre, 2011

Bienvenido a una noche entre mis recuerdos; o una noche de intentar no recordar. Aún no sé si es peor lo primero o lo segundo. Pero es una noche de lágrimas, de mirada triste, de sonrisa forzada. De gritar hasta joderme la garganta y no poder cantar nunca más.
Es una noche en la que ya no me veo contigo, pero aún así te echo de menos. No me preguntes, joder, porque no sé ni yo el por qué.

17 noviembre, 2011

No soporto cómo me miras con esa indiferencia. Odio aún más cuando vuelves a mirarme y sonríes como diciendo "Es una broma, bobi", como sueles decirme. Eres tan desagradable.
Odio que tus manos rocen las mías, porque nunca sé cuánto tiempo debe pasar para quitarlas (porque nunca quiero quitarlas).
Porque encendiste eso que me habían apagado a pisotones.
Porque me devuelves la vida con cada suspiro. Y vuelvo a ser feliz con cada sonrisa que me regalas.

Ella

saltaba las olas como si estuviese volando. Echaba la cabeza hacia atrás y sonreía hacia el cielo. Y entonces era feliz.

16 noviembre, 2011

'La muerte rápida' decía, 'así no duele, no lloras; y no echas de menos mientras acercas el cuchillo a tus venas. Porque entonces sientes el frío de su hoja, el filo, el ardor... y piensas cómo se tomarán los demás tu muerte. ¿Les importará? ¿Tanto importa una mísera vida? Piensas demasiado para luego morir sin respuesta a tantas preguntas que son la causa de que odies estar vivo. Sé rápido, sé fácil. No te despidas. No pienses. No eches de menos... Y aprieta el puto gatillo'.