24 septiembre, 2011

Nunca te pedí que hicieras nada por mí, amor. Tú, en cambio, me pedías el cielo... y ahí estaba yo, coleccionando estrellas para bajártelo, o reuniendo tablas para subirte a él.
Nunca te prometí nada que no cumpliera más tarde, amor. Tú, en cambio, me prometías la luna y yo, ingenua, aún sigo esperándola.
Me dijiste tantas mentiras, amor... Decías que era la única para ti, que me deseabas... Decías que me amabas... amor, y yo te creí.
 Llegaste a decir que no veías un futuro sin mí. Llegaste a decir
que era tu mejor concierto.
Llegaste a decir tantas cosas que sentí mías... que HICE mías; que cuando te las llevaste no me quedó nada...
 Hacía todo lo que me pedías, amor. Y nunca me diste las gracias.
Sigo haciendo lo que dices aunque me deje morir por ti... y nunca me has pedido perdón por el daño hecho.

 Sí, amor. Yo daba la vida por ti.
Tú, en cambio, corrías para salvarte mientras yo me desangraba tirada en el suelo.

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