30 diciembre, 2010

Y el resto del mundo se me olvidó

Ella se fue, fingiendo indignación, del lado de los dos chicos. Y comenzó a bajar las escaleras, saltando y haciendo gracias mientras los dos jóvenes la miraban. Salió fuera de aquel lugar, hacia donde reinaba la lluvia, y saltó dentro de los charcos, y se dejó mojar, empapar... despeinar.
De repente notó cómo él la abrazaba por detrás y la rodeaba con sus brazos, no fuertes, pero sí protectores, sí cálidos, y los que ella deseaba en ese momento.
 - ¿Nos perdonas? - dijo él, fingiendo también estar triste.
- Mmmhh.. No. - Ella rió, y se dio la vuelta, quedando justo en frente de él, aún abrazados. - Venga, sí.
- ¿Sí?
- ... Sí.
Y sus labios se acercaron, y sus manos se hicieron hueco entre su abrigo para abrazar su cuerpo. Y ella le imitó, y le acarició y perdió sus dedos en su pelo. Y le devolvió el beso. Y así sucesivamente, olvidando el mundo, olvidando quién estaba allí en ese momento, quiénes pasaban por su lado. Olvidando que estaban mojándose bajo la lluvia de Diciembre. Olvidando todo, menos el uno al otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario