A ti, con tu extravagancia, tu poca timidez, tus ganas de vivir.
A ti, con tu forma de insultarme y de hacerme reír cuando me hablas de pornografía barata para saciar tus necesidades. Preguntándome si alguna vez he entrado en esas páginas (qué tonto, pienso, sabe que nunca le diré que sí) pero al final siempre te soy sincera y te hablo de mí.
Al final siempre acabo siendo una egoísta y te cuento cómo va mi vida, cómo va mi mundo. Mi mundo desde que no estás.
Acabo diciéndote cuánto me haces falta aquí, cerca, y cuántas ganas tengo de
Al final siempre termino opinando sobre tus novias o tus chicas de una noche. Qué envidia, esas chicas pueden desnudarle poco a poco, o salvajemente. Y te digo cosas como "esa no me gusta para ti" o "te mereces algo mejor".
Y entonces me siento como si fuera una egoísta.
Qué mierdas,
soy una egoísta. Te quiero tanto cerca de mí que odio todo lo que hable contigo más que yo o lo que pueda verte cada día.
Pero eso nunca lo diré, claro, y menos
a ti
que haces que me sienta mucho mejor con una sola cara sonriendo en un simple correo electrónico. Y yo, tras ello, te desvelo todos mis secretos. Soy capaz de hablarte hasta del último de mis lunares, pero para qué, si ya te los conoces todos de memoria. Podrías hacer un mapa de mi cuerpo sin tener que mirar ni una sola foto. Y yo, claro, me imaginaría tus dedos recorriéndolo sobre mí.
Pero en vez de pedirte mapas o tequieros que nunca podré volver a escuchar de cerca, te hablo de cómo es la vida aquí desde que te fuiste y de las personas que han cambiado y de las nuevas relaciones de nuestros amigos. Y al final, siempre te hablo de mis relaciones.
De todas las relaciones que en un principio parecen cuentos de hadas y luego acaban siendo otra película de las que ponen mis amigas cuando tienen ganas de llorar. Y tú, como ya es habitual, me dices que no me merezco ese tipo de hombres, que ellos me pierden a mí -no yo a ellos-. Que nunca me harías algo así.
Que no vuelva a fijarme en esas personas.... Pero me conoces perfectamente y sabes que vuelvo a caer una y otra vez. Y al final, siempre estás tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario