17 noviembre, 2011

No soporto cómo me miras con esa indiferencia. Odio aún más cuando vuelves a mirarme y sonríes como diciendo "Es una broma, bobi", como sueles decirme. Eres tan desagradable.
Odio que tus manos rocen las mías, porque nunca sé cuánto tiempo debe pasar para quitarlas (porque nunca quiero quitarlas).
Porque encendiste eso que me habían apagado a pisotones.
Porque me devuelves la vida con cada suspiro. Y vuelvo a ser feliz con cada sonrisa que me regalas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario