06 marzo, 2012

Sol-edades

Hoy, al levantarme, mis sábanas yacían en el suelo, extendidas, llorando. Creo que gritaban tu nombre. Las he recogido, he vuelto a acurrucarme en ellas y les he dicho que no lloren más, que no volverás, que yo hace tiempo ya que perdí esa esperanza.. "Bendita ignorancia" pensaba antes cuando dejaba las almohadas llenas de lágrimas, que ellas no sabían a qué se debía tanta agua, tanta tristeza y dolor.. pero lo sentían (al igual que yo) cada vez que agarraba su piel y apretaba con fuerza hasta quedarme débil, o hundía la cara entre sus ropas y gritaba.
 Mi colchón ya no echa de menos tu cuerpo (qué mierda que yo sí...). Ya no recuerda tu olor porque todos los recuerdos que tiene mi habitación son en relación con el dolor, con mis gritos al llamarte sin recibir nunca una respuesta a mis porqués.
 Últimamente el Sol ha vuelto a asomarse por mi ventana. (Dice que echa de menos a La Luna, que se la devuelva, que no soy la única que debe hablar con ella.. que tiene más historias que escuchar. Y al final volveré a ser la única que se quede escuchando mi propia historia.) Añoro notarle sobre mi piel -ya blanquecina- después de tanto tiempo sin salir a visitarle. Por esa misma razón ha venido él a ver qué me ocurre pero sólo he dejado un pequeño huequecito entre las persianas para que me acaricie hasta dejarme dormir. Creo que deberá seguir viniendo a verme un tiempo hasta que tenga fuerzas de sobra para volar hacia él.

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